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jueves, 22 de mayo de 2025

¿Qué será lo que quiere Petro?

¿Qué será lo que quiere Petro?



Gustavo Petro es un hombre profundamente inteligente y coherente. Basta con ver sus primeras intervenciones en el Congreso o ante la prensa para entender que sus ideas no son improvisadas ni recientes: son fruto de un largo proceso de estudio y reflexión sobre el humanismo, el progresismo, el cambio climático, la prioridad de la vida, la política del amor y la movilización ciudadana. Fue el mejor estudiante del país, un lector incansable, un intelectual atraído desde siempre por las ideas de cambio y revolución.

Petro posee un coeficiente intelectual notable, lo que hace que no sea fácil de leer ni de digerir. Esa complejidad le ha traído críticas: se le señala por su falta de organicidad o por un supuesto egocentrismo. Pero él ha sido claro: no es un hombre de partido, sino de movimiento, de dinámicas vivas, incluso insurreccionales. Ha dicho que no necesita ser el líder, que no se opone a ser superado, siempre que sea con ideas, trabajo y compromiso.

Algunos consideran que sus discursos son repetitivos o grandilocuentes. Pero Petro llama las cosas por su nombre. Sabe que, aunque lentamente, sus palabras calan en las bases populares. Es lo que la izquierda conoce como "trabajo de masas" en una guerra popular prolongada. Él lo hace de manera inmediata, con un manejo estratégico de los medios y con las masas movilizadas para escucharlo.

Quizá lo que falta en esos encuentros regionales es que se articulen mesas de trabajo, organización, cultura y economía popular. Eso no le corresponde solo a él, sino al Pacto Histórico y a las organizaciones sociales y comunitarias. Hay que repensar el formato y la dinámica de estas convocatorias en lo que resta de este año decisivo.

Petro es innovador, estratega y macondiano. Es el único presidente en el mundo que se atreve a invocar al pueblo a levantarse, no en violencia, sino en un estallido social distinto: alegre, creativo, mágico, como un carnaval de la vida. Los partidos del Pacto Histórico y la gente del común deben entender de qué se trata este llamamiento: es una convocatoria al poder popular real.

Nadie tiene prohibido usar herramientas de convocatoria, movilización y expresión innovadoras, que respondan a las realidades y formas organizativas del territorio. Por eso el futuro partido no puede limitarse a sus viejas estructuras, costumbres o prácticas; debe abrirse a un pueblo que lo supere, dejar de preocuparse por los cargos o las dignidades, y convertirse en un canal y un medio para que el pueblo comunero tome el poder.

¿Pero cuál poder? El poder constituyente. Ese que, a la luz de la Constitución de 1991 —frecuentemente ignorada por las altas cortes—, establece que toda acción debe ser consultada con el pueblo, y que los cambios deben nacer desde abajo: desde la cultura, el conocimiento del territorio, y la visión comunitaria del pasado, presente y futuro.

Los partidos no pueden suplantar al pueblo. El Pacto Histórico solo puede ser un motivador, un facilitador. Insistimos: no puede suplantar al pueblo. Así lo exigen la Constitución, la Ley 489 de 1998 y la Ley 1757 de 2015 sobre participación ciudadana. Estas normas demandan formación para la participación y nuevas formas de construir consensos. Además, la Constitución permite al administrado administrar: el ciudadano es quien encarga y fiscaliza.

En ese sentido, hay que retomar los principios de la Constituyente de Mogotes, sus formas organizativas y comunitarias de toma de decisiones. De ahí la insistencia de Petro en convocar al constituyente primario. Ese es el camino para blindar la vida, el legado y el proyecto: la continuidad del proceso, su sostenibilidad más allá del gobierno actual.

El llamado de Petro al paro, a la huelga o incluso a la revolución no es un llamado a la violencia. Por el contrario, la infiltración y la provocación deben ser advertidas, controladas y rechazadas. Porque una movilización que no puede habitar la abuela, los niños, los jóvenes, no es ni insurgente ni revolucionaria. Una comunidad desplazada por activistas partidistas, sin raíces en el territorio, no es el cambio ni la revolución.

Los liderazgos, los encargos y los cargos deben nacer de manera natural, desde el mérito y el compromiso con planes y proyectos surgidos desde la base. Incumplirlos debe significar la salida del encargo y del cargo.

Hoy, más que nunca, debemos luchar por la organización democrática de base, la democracia directa, la autonomía territorial, la organización en red, la planeación social y comunitaria, el control social y la participación activa del pueblo en la gobernanza local.

Ni una sola piedra, ni un solo bloqueo, ni un solo vidrio roto. Ningún líder suplantando a la comunidad para hacerse selfis o comportarse como celebridad. Somos servidores del pueblo.

Mentes de Colores: somos La Gente de Petro, la gente que Petro ama y cuida.


Ver video: https://youtu.be/IqCtECx7MI0


Culpa de Petro ?    https://movimientoprogresistacolombiano.blogspot.com/2025/05/la-baja-calificacion-financiera-o-de.html

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